Creo que me he pasado, literalmente, media vida sufriendo unos antojos incontrolables de los que me era imposible hacerme cargo. Seguro que ya sabes a cuales me refiero: la tarrina de helado gritando tu nombre desde el congelador, las galletas cubiertas en chocolate tentándote desde la despensa, las patatas fritas poniendo a prueba tu fuerza de voluntad en mitad de unas cañas…y una largo etc. Yo digo que hay veces que hasta parece que la comida te persigue allá donde vas. Pero sinceramente, no es la comida la que te persigue a todos lados, sino los apegos y los antojos.
TODOS tenemos antojos en algún momento, en mayor o menor medida, pero ¿acaso sabemos cómo controlarlos y, lo más importante, como hacernos cargo de ellos? Yo recuerdo que en el pasado, mi forma de controlarlos era poniendo el chocolate dentro de una caja con llave y entregarle la llave a mi pareja (real, tal cual como la vida misma).
Lo que pasa es que eso no es vida, porque al final sabes que cuando el antojo es muy grande, te las puedes apañar como sea para conseguir aquello que quieres, aquí y ahora.
Así que por eso, yo creo que en vez de estar media vida sufriendo por este deseo incontrolable, es mejor ocuparse de ello y mirar un poco más hacia dentro a ver qué los está causando. Y si, digo mirar hacia dentro, porque para entenderlos hay que entender un poco como funcionamos nosotros mismos a nivel mental y a nivel emocional.
Probablemente ya sepas esto que te voy a decir, pero por si acaso no lo sabías: los antojos tienen muy poco que ver con el hambre.
Antes de meterme en materia, quiero invitarte al vídeo 2 del Taller Online GRATIS que estoy ofreciendo ahora por tiempo muy limitado y donde veremos cómo superar los antojos.
Los alimentos más comunes que más se nos antojan suelen ser el azúcar, los carbohidratos refinados, el chocolate, los alimentos salados y para algunos, los alimentos grasientos como el queso, la pizza y la comida rápida.
Antes de compartir mis consejos sobre como superar los antojos, creo que lo primero que tenemos que hacer es identificar si el hambre que sentimos es física o emocional. Es decir, identificar si realmente es un antojo lo que estamos teniendo. Aunque podríamos ver las características de cada tipo de hambre, lo que yo suelo preguntarme cuando creo que tengo un antojo es: ¿te comerías en este caso un pepino o una zanahoria? Si la respuesta es SI, entonces probablemente tienes hambre física. Si tu respuesta es NO, entonces probablemente tengas con, es decir, hambre emocional o antojo.
Las causas de los antojos pueden ser muchas, aunque principalmente se dividen en dos: carencia nutricional o carencia emocional.
Tabla de Contenidos
Puede que la causa sea una carencia nutricional:
• Bajos niveles de serotonina: la serotonina es uno de esos neurotrasmisores que se produce en el intestino grueso y que te hace “sentir bien”, ya que está directamente ligada a nuestro humor, apetito y digestión. Cuando comemos carbohidratos refinados o azúcar incrementamos la producción de serotonina, haciéndonos sentir bien temporalmente. Por eso, cuando estamos deprimidos, tristes, o con un humor de perros, nuestro cerebro inmediatamente piensa “ese paquete de galletas me va a quitar todos los males”. Si tus niveles de serotonina son bajos puede ser debido a una flora intestinal pobre, a un excesivo consumo de alcohol, a largos periodos de estrés y ansiedad…etc.
• Carencias de macronutrientes: muchas veces por temor a engordar, restringimos nuestra ingesta de carbohidratos y grasas. Sin embargo, estos dos macronutrientes deben formar parte del 55% y el 30% de la alimentación del ser humano, respectivamente (según la OMS). Si a nuestro cuerpo no le suministramos TODOS los nutrientes que necesita en la cantidad que los necesita, sufriremos de hipoglucemia, momento en el cual nos vendrá un antojo por consumir carbohidratos refinados de absorción rápida como el azúcar y los pasteles, para subir los niveles de glucosa en sangre.
Puede que la causa sea una carencia emocional:
Aburrimiento, tristeza, estrés, soledad, baja autoestima, enfado, frustración….(y la lista continúa). Todos estos sentimientos pueden hacer que inmediatamente se te ocurra la “genial” idea de hacer uno de esos viajes a la cocina. El motivo es simple: desde que nacemos nos enchufan la teta para que dejemos de llorar, por lo que nuestro cerebro ha relacionado durante muchísimo tiempo la alimentación con la relajación. Si como, me voy a sentir mejor, aunque sea a corto plazo. Así que no es de extrañar que cuando pasamos por una situación emocional difícil (ruptura, perder un trabajo o simplemente tener un mal día) nos apetezca de repente un trozo de bownie para que nos de ese placer cortoplacista que en ese momento “necesitamos”
1. Identificar la causa emocional: si en el momento en el que tenemos el antojo no nos paramos un poquito a identificar qué lo puede estar causando (tristeza, enfado, aburrimiento, soledad…etc) va a ser muy difícil que logremos cambiar nuestro patrón mental, el cual hasta ahora ha actuado de la siguiente manera: “si siento X, entonces como y me siento mejor”.
Si queremos superarlo, tenemos que hacer el esfuerzo de hacer una reflexión de lo que lo causa. Aunque luego acabemos comiendo, creo que el preguntarnos “¿para qué me lo como?” ayuda muchísimo durante el proceso.
2. Evita los carbohidratos refinados y el azúcar: esta es quizás la más compleja de entender, ya que puedes pensar “es precisamente eso lo que quiero: evitar los carbohidratos refinados y el azúcar”. Lo que pasa es que el azúcar es tan adictiva como la cocaína (existen miles de estudios que lo corroboran) y hasta que no lo dejes por unos meses no vas a dejar de sentir el mono, ya que tu cuerpo siempre querrá más. Mi alternativa favorita es elaborar deliciosos postres saludables que no contengan azúcar refinado y contengan otros carbohidratos.
3. Reserva un espacio de tiempo para ti cada día para hacer aquello que te llena el alma, aquello que te encanta y con lo que disfrutas al máximo. En vez de confiar tu felicidad y tu relajación al bote de galletas y a la tableta de chocolate, ve a dar un paseo, échate un baile o prepara un baño caliente. Te aseguro que este tipo de actividades producen endorfinas tan buenas como las mejores trufas de chocolate del planeta.
4. Mándale una señal al cerebro: muchas veces algo que también ayuda mucho en el momento en el que tenemos el antojo, es esperar y decirle a nuestro cerebro que te lo comerás en diez minutos “me apetece un trozo de chocolate, pero me lo voy a comer en 10 minutos”. En ese periodo de tiempo, haz algo que te guste y te distraiga, de esta manera lograrás calmarte y frenar esa urgencia que parecía incontrolable. Te aseguro que durante ese tiempo lograrás disminuir la tentación y actuarás de manera más calmada y siendo más consciente de la decisión que tomas.
¿Significa eso que tengas que decir adiós a tu comida favorita para siempre? No señor, pero si crees que los antojos dominan tu vida y toman el control de lo que comes, entonces espero que todo esto te haya ayudado a que seas tú quien tome las riendas de tu alimentación :D
Venu
Tu chef de cocina sana, natural y energética
P.D. Si quieres dejar de comer siempre lo mismo y abandonar la sensación de restricción continua mientras te alimentas de forma saludable, tengo justo lo que necesitas, ven a la Masterclass gratuita que he preparado para explicarte todo lo que tienes que saber para organizar y planificar tu menú semanal;)
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